sábado, 8 de agosto de 2015

Gracias Señor que habita las calles mi ciudad

En menos de 12 horas he podido ver el fuerte contraste de las personas que habitan mi ciudad y que cada vez más reafirman mi pensamiento de no juzgar ni mucho menos generalizar. Ayer me hurto la billetera una persona "normalmente vestida" y por lo que hizo me imagino que por una ”necesidad” la verdad no se la razón, pero también estaba como yo disfrutando de un concierto, y hoy muy temprano llamaron a avisarme que encontraron mis documentos(no todos pero los esenciales) y lo hicieron por medio de una factura que tenía mi número celular, está persona fue un habitante de calle; una persona de las que solemos mirar poco y que por errores, experiencia o cosas de la vida está ahí, pero no es menos que nadie. Esta persona se tomó el tiempo de recogerlos y de mirar que podía hacer por mi sin conocerme, hasta recogió de la caneca papelitos que no eran míos.

Lastimosamente él no me entrego los documentos ya que los dejo en una estación de policía (punto de encuentro clave), pero me quede con las ganas de conocerlo y porque no, darle un abrazo que es uno de los actos más lindo para mí. (XD Me ahorro un montón de vueltas), y le hubiera dado el abrazo con gusto como se lo he dado a muchas personas y a otros habitantes de calle, porque aunque yo sea muy cansona para muchas cosas no me da asco el olor corporal ni las marcas de suciedad que pueda tener sus prendas de vestir porque esas se lavan, pero las almas mal intencionadas siempre quedaran manchadas.


Gracias Señor que habita las calles mi ciudad, puede que nunca lea esto, pero hoy le estoy muy agradecida porque igual los documentos se recuperaban, pero el acto que hizo por mí ni un platal lo puede pagar, y gracias porque cosas como estas me hacen ser cada vez más humana, más feliz y me da la oportunidad de ver más allá de lo que ven los ojos.

sábado, 1 de marzo de 2014

LA TELETÓN COLOMBIA



Desde ayer empezó en Colombia a televisarse una de las grandes obras de altruismo; mostrando la cara de niños discapacitados, donativos, presentadores de dos canales unidos por una “labor social”, corazoncitos, manitos unidad y todo lo más de emotivo, pero la otra cara del gran show de 27 horas es otra triste y diferente realidad. 

A mí por ejemplo me da escozor cada que se acercan estas fechas solo por pensar en ese desfile de marcas orgullosas con sus grandes cheques a nombre de “sus empleados”  sin olvidar que cada vez que uno va a un almacén de cadena le piden una monidita para los niños del teletón, pero la empresa dice que ellos la recolectan con “gran amor”, ese amor no es por la gente que va ayudar, sino por los impuestos que no va a pagar. 

Sencillo, porque por cada peso que estas empresas destinan al auxilio social, paga un peso menos de impuestos; los colaboradores (presentadores, canales, personas adineradas que muestran su nombre) también reciben una buena tajadita de plata, y a esa personas que dan sus monedas a alcancías en la calle, que su sueldo es un simple mínimo colombiano, no le dan ni un papelito que diga: Gracia ciudadano, se le rebajara tantos pesos de impuesto.. Pero eso no nos importa porque sí le ponemos corazón, así nos toque cerrar los ojos a causa de saber que de un peso que demos a los niños del teletón solo le llegara la 5ta parte de esa modena.  

Así que de esta forma, todos esos milloncitos que se donan al teletón es simplemente dinero que el gobierno deja de recibir por concepto de impuesto, monto que se debería destinar a obras y servicios a la ciudadanía, pero no, esto enriquece y seguirá enriqueciendo a la junta del teletón, al canal que lo presenta, a los presentados y actores que con gran “cariño” se aguantan llamadas y 27 horas sonriéndole a una cámara “gratuitamente”, cómo no…
Por lo demás, de lo recaudado en las 27 horas de transmisión del show, se invierte es en instalaciones para las personas discapacitadas, lo que no sirve de a mucho para su condición, igualmente, y si no todos sabían; la teletón es una IPS que quiso tomar las riendas y representar en frente de todos nosotros a una comunidad en condiciones diferentes, sin tener en cuenta que está es muy diversa, y tristemente solo favorece a personas con incapacidades físicas y trata de dejar por fuera a los que sufren de otro tipo de discapacidad como la cognitiva, auditiva, mental…Aspecto que tergiversan en la TV

Fuera de que si nos ponemos a analizar un poco la visión que se tiene de las personas con discapacidad, personas que son valiosísimas, se ha distorsionado gracias a esta transmisión del teletón, ya que ellos van es en otra dirección y lo que quieren es sembrarnos la imagen de lastima y mendicidad de las personas con discapacidad. Aunque directivos y personas encargadas de instituciones que ayudan a estas personas, han mostrado su descontento por las imágenes mostradas; la junta del teletón tiene muy arraigado el concepto que “para generar plata hay que generar lástima” o “si no le arranca lágrimas a la gente, no sirve”(Oritel)

Y no tienen en cuenta, y creen que todos somos unos bobos que no echamos de ver nada, pero que lastimosamente no podemos hacer mucho.  Sabemos que fuera de farsa y muchas cosas anteriormente mencionadas, no se respeta en esta trasmisión el artículo octavo de la convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, en el que se estipula que debe de a ver una imagen acorde, y acabar con el retrato prejuicioso de la que lastimosamente se vale la teletón. Aquí le adjunto el link de la convención por si lo quieren leer http://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf

Y bueno, esto es para mí la teletón, es un aporte grandísimo para una entidad que solo aporta a un pequeñísimo grupo de colombianos. Si queremos ayudar de verdad y mantener nuestra esencia filantrópica podemos contribuir en inclusión, apoyar en asilos, instituciones debidamente acreditadas; llevar actividades, llevar personalmente ayuda a personas que nos necesitan y saber que el mejor pago es esa gran sonrisa de estas almas que sienten al verte que no están olvidados y que alguien sin el más mínimo interés se preocupa en ellos.
Ellos no son menos, no son enfermos que piden limosna en TV, ellos son ciudadanos, personas que sienten y que necesitan nuestra ayuda, más no nuestra lastima.  

miércoles, 29 de mayo de 2013

Pocos deben, todos temen (fronteras)

En los años 80 en la ciudad de Medellín se hablaba de droga, se veía correr gente y sangre por causa de la violencia urbana. La larga lista de muertos producto por confrontaciones entre combos no murió con Pablo Escobar. El narcotráfico sigue siendo una realidad entre las bandas y milicias de las comunas,  que renacen como nueva generación armada dedicada a traficar, proteger y dirigir jóvenes sicarios.

Los habitantes de las comunas, aunque viven rodeados de familiares y amistades, no respiran la  tranquilidad que se espera. Los barrios que conocían y disfrutaban en ambiente sereno donde los niños se dedicaban a jugar y los adultos a pasear; se les ha obligado a  cambiar los juguetes y recreaciones callejeras por armas, para ser asechados por una violencia  sin causa. Los rumores de los enfrentamientos en los barrio se descubren a cada instante y los avances de las fuerzas armadas ilegales cogen cada vez más ventaja, así calle a calle de los barrio se ven invadidas de temor.

Los jóvenes empezaron a vender y consumir droga para luego convertirse en los lideres que cuidan el sector formado milicias; lo más común es que sean integrantes de una misma familia, para así cuidarse la espalda más fácilmente.

En una conversación que entablé con un caballero, habitante de una comuna del Suroeste de la ciudad,  habla de su barrio con tristeza y más por ver a jóvenes y niños que se levantaron en la comuna, siendo parte de organizaciones, y acabando con tantas sonrisas amables del sector o de aledaños.

En algunas comunas aunque calmadas por ratos hay ojos que vigilan sin parpadear, preguntas sin respuestas de los habitantes de un barrio que quiere paz, fronteras que no existen y patrullas sin uniforme que mandan y quieren hacer justica por su propia ley. Se vive incertidumbre hasta en el transporte público donde hay retenes a diario por causa de una vacuna y unas fronteras invisibles absurdas, revisando en cada viaje de buses y taxis que nadie entre a su territorio camuflado.

La violencia no solo son armas y balas; son extorsiones, miradas acusantes, negocios entre manos y un pasado que no es fácil de borrar de las mentes en un barrio rodeado de casitas coloridas y fachadas en obra negra de habitantes empujados por la necesidad, pero retenidos en una realidad intensa.

La guerra entre bandos está encendida y eso para ningún habitante de la ciudad de Medellín es un secreto. En algunos rincones como en la comuna 8, la comuna 13; entre otras, hay días que no solo son grises por la lluvia, sino por las  lágrimas de personas con alma, con corazón, que son víctimas de una violencia sin causa. Violencia que cada vez más, acaba con nuestras mentes y nuestras almas. Porque en esta realidad y con las llamadas “fronteras invisibles”, que ahora son tan marcadas en los barrio ya no se cumple eso "del que nada debe nada teme" aquí son muchos los que no deben, pero todos son los que temen por errores de algunos, imaginarios de otros, deudas familiares y sed de venganza de  individuos que no sienten nada.


martes, 14 de mayo de 2013

Noticia del día

Aunque ya no es raro en nuestra ciudad, hoy nos levantamos con esta noticia: "Un muerto y nueve heridos dejan disturbios tras clásico en Medellín". Autoridades dicen que el asesinato no está relacionado, pero el joven tenía camiseta del Nacional. Las actividades deportivas aparte de mejorar la calidad de vida para quienes las practican es un rato de diversión para los espectadores, pero en esta cultura polémica y egoísta no ganamos ni una ni la otra. Resulta que ver un partido en esta ciudad es perjudicial para nuestra salud y para la vida. No se matan entre los 22 locos que si se la sudan en un partido para que se maten los hinchas y paguen inocentes que siguen su equipo en paz y armonía. ¡Jum! Triste realidad…

domingo, 10 de marzo de 2013

Teletón

Me gusta ayudar y siento dolor de patria, pero me duele más la burla del sufrimiento ajeno; eso si es miseria humana. Porque el garante del bienestar del pueblo debería ser el estado. La unión y el dinero es importante para contribuir con el otro, pero seria más contundente si la inclusión se volviera un hecho en nuestro país.

Para que ponerse la mano en el corazón en 24 horas de un desfile de marcas y fama, si todos los días, es buen día para ayudar de corazón sin necesidad de presumir. Gobierno, famoso,adinerado, presumido, más bien apoyen e incluyan al discapacitado y necesitado en su compañía o dale la mano de otra forma que no sea resaltando su gloria, ellos también tienen excelente capacidades, sólo que aquí no tienen oportunidades...

sábado, 22 de diciembre de 2012

Dolor de ciudad

Hay días en que duele la ciudad. Es inevitable sentir sin sabor cuando se sabe que por calles donde han transcurrido balas y droga, también pasan y han pasado personas, ilusiones, anhelos y momentos bellos. Es triste saber que muchos quieren servir a su comunidad y por culpa de unos cuantos que han cogido un mando, que se creen dueño de vidas ajenas; de sueños ajenos, acaben todo en un abrir y cerrar de ojos. 

Me duele, me duele por lo que he oído, lo que he visto, por lo que pude vivir y por historias muy cercanas a mí. Porque en un tiempo, así no fuera exactamente mi barrio, así no fuera mi realidad, mi corazón latía solidariamente y quería hacer muchas cosas por los demás, y fue ahí, a mis 16 años cuando me arriesgue y me puse la camiseta blanca para luchar por un pedacito de mi ciudad. Lo que me empujaba eran las sonrisas de los niños cuando veían llegar a ese grupo de personas caminando con juguetes en mano y ganas en el corazón para arrebatarlos así fuera por unos minutos de su realidad, y como olvidar a esas madres agradecidas que entre carcajadas decían "no se vayan de aquí". Eso y más, era lo que nos hacía feliz.

Pasaba días y noches con mis amigos  buscando que actividades hacer, imaginándonos cómo serían las fechas especiales y buscando un lugar para las actividades; posiblemente alguna escuela o cancha de la ciudad. Los 23 y 24 de diciembre, fechas para compartir con los nuestros; ya no eran tan nuestros, era una fecha para compartir con otras personas. Seis de la mañana, tres de la tarde, nueva de la noche y nuestras ganas seguían en pie. Mientras tanto, natilla, buñuelos, villancicos, bailes y risas invadían a nuestra familia, pero nosotros seguíamos lejos de ellos, solo porque queríamos seguir disfrutando 
de esas familias humildes en estrato,
 pero totalmente ricas en espíritu.  

Así pasaron muchas fiestas y fechas más. Ir por ayuda, buscar recursos, pedir, dar; todo por la mejor recompensa: una sonrisa. Pero tanto la de ellos como la de nosotros se fue desvaneciendo, por la llegada de los llamados "duros" que nunca supe quiénes eran, pero que ahí estaban, me di cuenta de ellos porque disgustos,llanto, balas y fronteras invisibles aparecieron con su presencia. Nada que hacer, por culpa de muchos de ellos quedamos incompletos y ya muchos no pudimos volver. Igual, también sentimos miedo. 

Muchas veces me siento a recordar y pienso en los amigos y personas que conocí con la misma visión, ganas y altruismo, muchos ya no están aquí, unos porque no quisieron y otros porque nos les dio tiempo para salir del conflicto y/o de ese peligro que asecha a algunos lugares de nuestra Medellín. Ni culparlos,  el sentimiento por la gente no es tan fácil dejarlo ir. Muchos de nuestros líderes, muchos que hacen todo para salir de los malos pasos y otros para luchar por su barrio, dejaron hasta la última gota de sudor y ganas en enfrentamientos sin explicación; y más que su mancha de sangre en las calles de la ciudad, nos dejaron recuerdo, legados e ilusiones.

Y hace pocos meses me enteré por un periódico de la ciudad que un rapero, un popular rapero de una comuna afectada por la violencia, cuyo barrio y personaje tuve la oportunidad de conocer; apagó sus cantos por la guerra. Duele saber que los líderes terminen así. Saber que el sentido de muchos es luchar por el bienestar de la comunidad, es pensar en una ciudad mejor...Duele que acaben no solo con las ilusiones de ellos, sino con la de todos los que queremos y luchamos en nuestra forma por lo mismo. Duele tener que renunciar a ayudar solo por el miedo a tantas amenazas y cosas de esté nivel. Duele el saber que cayeron en la misma ley a la que muchos líderes en este caso raperos le cantaron “la de los violentos y la calle”…
 

De verdad, duele la ciudad